miércoles, 5 de agosto de 2009

SATÁN.

Este heavy metal que por las venas va corriendo, como alma que lleva el diablo, me invita a tenerte atada al olvido de todos aquellos errores que de repente se cometen en nombre de la desnuda realidad que representa la ebriedad y la locura, a pesar de que haya quienes insistan en llamarla crisis de la edad.


Invocando al puto diablo, por puro líbido, por pura ira en contra del pasado.
Invocando la reina de los muertos en la orilla de la esperanza, como si se aguardara el ultimo vuelo antes de que al tren de la locura se le ocurra detenerse en este páramo de soledad.
Invocando al puto diablo con el grito irracional de una Fender Stratocaster que espera el delirio que de mano del vaso, viene volando en alas de sombra.
Hay veces que se bendice la llamada de las tinieblas antes de abrazar la luz de las estrellas.


Satán esta en tu cuerpo sin velo y me hace sangrar el deseo sin nombre de tomar la sangre de los que rezan en las noches y que nada esperan mas que la llegada de los demonios que, sin alas, se posan en el dintel de las puertas de los moribundos.


Satán
tu nombre provocó guerras y ahora las guerras ocurren en la mente de los hombres...en el sexo de los amantes.
Satán
tu nombre hace que los cuerpos de los jóvenes se humedezcan con el jugo del insomnio...dulce promesa tus ojos en llamas promete.
Satán
tu nombre lo gritan de repente las guitarras eléctricas.