martes, 26 de mayo de 2009

Todo comenzó en...

GÉNESIS.


1989 debió ser el año, no estoy muy seguro pero si lo estoy de algo; el primero fue Pink Floyd “The Wall” y la cuestion es que fue a través de la pelicula y en particular por la secuencia de Another Brink on the Wall parte II “la de los niños” le decia a un tío (el más jóven de los hermanos de mamá) que había traido una copia de la pelicula en VHS desde la capital del país. Yo tenía unos 5 años de edad y en menos de un año ya tenia memorizada toda la pelicula, cada secuencia, cada canción, aunque los diálogos no, porque aun tenía problemas para leer. Y la fantasía que me duró un tiempo de ver arder mi escuela primaria.
Admito haber tenido mi deslíz con el rap de inicio de los 90's (KLF, Criss Cross, Techno Industrial) sin embargo, era tambien el tiempo en que Guns n Roses eran los reyes del mundo, junto con Metallica. De mano de dos hermanas me vinieron nuevas referencias y también por parte de mi madre (Queen, Maldita Vecindad, Caifanes, Laureano Brizuela y casi toda la camada del “Rock en tu idioma”) .
MTV era entonces un canal de música y yo todo lo absorbía, aunque lentamente iba desechando lo que simplemente no me convencía ( Pet Shop Boys, U2, Midnight Oil ) para ir tomando mis propias referencias, sobre todo de grunge. Estando en cuarto o quinto de primaria ya tenia identificado el cómo sonaban y cómo eran Aerosmith, Megadeth, Stone Temple Pilots, Metallica, Smashing Pumpkins y otros. Mis compañeritos estaba en las nubes con los tazos, los supercampeones y por ver Acción los domingos en la tarde ( años despues me daría cuenta de que como fondo musical de este programa deportivo usaban la introducción de “Wasted Years” de Iron Maiden ) yo seguia escuchando a Pink Floyd y viendo Robotech o las peliculas de Mad Max. Memoricé grupos y canciones que alternaba con mis juegos de misiones, soldados y carritos. “Everything about you” de Ugly Kid Joe era mi delrio y mis dibujos fueron cambiando de trailers a guitarras eléctricas y algunos tempranos logos de bandas.
1993. Llego con mi primer cassette ( comprado con mis ahorros y cuando ocho pesos me parecian una fortuna ) a la casa y a darle que es mole de olla. Improvisaba cualquier cosa como guitarra y escuchaba durante días esa reciente adquisición: Aerosmith con el disco Get A Grip, me mostró el camino. Por ese tiempo tambien frecuentaba a los vendedores del playeras y cassettes del tianguis, quienes me ignoraban por completo ( si, el uniforme de la primaria era horrible ) playeras y cassettes fueron mi facinación. Mi segunda adquisición, Appetite for Destruction de Guns n' Roses, un tercero fue regalo de mi papá: Metallica y su controversial album negro. Un cuarto, tambien de Metallica, el Ride the Lightning me colocó ante mi primer gran duda rockera: ¿se trataba acaso del mismo Metallica? Decían el mismo nombre ambos discos, es cierto, pero no los relacionaba del todo. Me confundí y al conocer la respuesta me llené de gusto. Eso lo recuerdo con ternura.
Para sexto de primaria ya contaba con dos playeras negras, ambas de Guns, y me sentía realizado.
Por ese tiempo, más o menos, alcance a ver una emisión del Headbangers Ball de MTV en su horario habitual de las 8 de la noche los sábados; la última en ese horario y todo debido al video God of Emptiness de Morbid Angel, que la censura del canal ordenó que se cambiara el horario del programa inicialmente a las 12 de la noche y posteriormente a las tres de la mañana. Para ver el programa, a partir de entonces, debía hacerlo a escondidas de mi mamá lo que debió causarle cierta conmoción el preguntarse qué clase de programas podría estar viendo a esas horas de la noche. Seguir el programa las noches de sábado me resultó toda una odisea nocturna, mística en cierto sentido. La música iba adquiriendo un matíz distinto desde entonces. Por medio de Headbangers conocí una infinidad de bandas nuevas, géneros y sonidos que de repente me parecía dificil de concebir cómo una persona era capaz de producirlos (doble bombo, voces guturales, guitarras thrashers etc..).
En ese entonces recibía demaciada información, sentía nostalgia por el grunge y el hard rock, conocí a Slayer, profundicé en Metallica, ubiqué a Criminal de Chile, Napalm Death, A.N.I.M.A.L; Garrobos, Transmetal, y entonces llegó la revelación: Rock and Roll en la versión de la pelicula The Song Remains The Same... Led Zeppelin, tan mentados por tanta gente en tantos lados; amor a primera vista-escucha. Coincidió este descubrimiento con la época en que Page y Plant se habían reunido y grabado ese descomunal Unledded ( el unplugged para MTV gabacho ).
Tanta información debía tener un cause y un orden, decidí avocarme a los clásicos. Y Zeppelin fue mi punto de partida. Busqué blues, Rolling Stones, Cream, Hendrix, Janis, The Doors...y que conozco a Black Sabbath con Iron Man.
En primero de secundaria sucedió que fui a mi primer toquin con mi tío ( introductor de Pink Floyd ) como acompañante. Primera reunion con otros rockeros, primer slam y me aplastan como tres monos durante Lithium de Nirvana; un grupo llamado Aneurisma coronó la noche con Whole Lotta Love, ideal.
Conseguí mis primeras dos revistas rockeras, una Metal Hammer y una Heavy Rock, ambas españolas. Muchos nombres, mucha história, mucho encanto y mucho por conocer.
Algo sucedió a fines del 96 y fue que mi hermana mayor, que por entonces estaba en la facultad de Biología, durante un viaje de prácticas llevó a la casa a tres compañeros ( yo viviendo en Zacapu y ella estudiando en Morelia ) siendo dos de ellos rockers aunque muy adelantados para mí. Tiempo despues ambos (Soren y América) me enviaron algunos obsequios tales como dos posters de Iron Maiden, del primer disco y del Killers, una manta de Motlëy Crüe y un muy humilde cassette: una compilación de éxitos de Black Sabbath. La vida me cambió por tercera vez; las dos anteriores con Pink Floyd y con Led Zeppelin.
Conocía el sonido del Thrash, Death, Speed, Heavy etc. Pero con Black Sabbath no sólo comprendí la pesadez de un grupo, sino la vibra que, en el caso de los de Birmingham, era de pura puta maldad. “My name is Lucifer, please take my hand” fueron palabras que se quedaron marcadas como por hierro incandecente en mi jóven espíritu.
Vino Iron Maiden, que me demostraron lo que era velocidad elegante y un abuso de guitarra sumamente fino. Un día un amigo me prestó un cassette de Angeles del Infierno y mi impresión fue de que se trataba de una copia bararta y española de Maiden, aunque nunca se lo dije. Con ese amigo compartimos mucha música y apreciaciones. Mi primer gran amigo rocker.
Durante la secundaria me obsesioné con el Death Metal, sobre todo de Cannibal Corpse y Obituary y me dí cuenta de que para tener un acercamiento a los géneros, asi como para conocer el catalogo de una banda en particular, una muy buena alternativa era recurrir a las compilaciones y de ese modo me empapé de bandas para mí desconocidas: Gorefest, Monstruosity, Incantation, Master etc. Y me inicié en lo blasfemo, Morbid Angel.
En ese tiempo estaba sin novia, pero me acercaba a los 100 cassettes!!. Empecé a estudiar guitarra pues me dí cuenta, gracias a los mexicanos Santa Sabina, que si quería tocar como mis heroes nunca lo lograría con el círculo de Sol que nos enseñaban en la escuela; debía estudiar música con seriedad, pero eso es otro asunto.
Ya me relacionaba con rockers de más edad y así conocí generos distintos, como el Black Metal, que durante un tiempo no me llamó mucho la atención, prefería la pútrida blasfemia del Morbid Visions de Sepultura, que se convirtió en mis disco favorito por ese tiempo.
Pasó algun tiempo para que me comprara una mayor variedad de playeras negras, pero solía andar vestido siempre de mezclilla, con pulseras hasta los codos y al menos cuatro collares; seguia sin novia. En algun convivio de la secundaria, se me ocurrió llevar el Vile de Cannibal Corpse, no me dajaron escuchar siquiera Devoured By Vermin; total, ahora la mayoría de ellos seguramente tienen hijos con futuras tendencias emo-reggaetoneras.
Conseguí en el tianguis el cassette de un grupo del cual no tenia ninguna referencia ni de MTV, ni de alguna compilación, comentario, nada. Me dejé llevar por el encanto de la portada, se trataba de Argentum con su primer disco Ad Interitum Funebrarum en el cual estaban todos lo elementos necesarios para hacerme caer en las sombras: atmosfera densa, guitarras virtuosas, voz malvibrosa, buena velocidad, voces de chicas melancólicas. Oh revelación, eran de Guanajuato, según el que me vendió el cassette, aunque más tarde supe que eran de Monterrey; me encontré ante las puertas de una utopía: el Metal Mexicano, el underground nacional que nada tenía que ver con Leprosy o Especimen.
Atravecé entonces el lúgubre y a veces hilarante camino del Black Metal, que durante la preparatoria se convirtió en mi genero favorito.
Han pasado ya veinte años desde que en la casa de mis abuelitos mi tío me ponia el vhs de The Wall que, a la fecha es mi disco favorito de Pink Floyd. Ha pasado el tiempo y no dejo de aprender algo sobre Rock and Roll o Metal asi como no hay día que no pase que no escuche al menos uno de mis antiguos cassettes ( aunque ya tenga Cds, Lps, y hasta Mp3 ). Poco a poco la música se convirtió no sólo en mi gusto más profundo, sino en mi modo de entender y darle lectura al mundo. He sido afortunado de conocer gente maravillosa y a algunos que se volvieron mis encarecidos amigos. He tenido la bendición de ver a varias de mis bandas más amadas (Black Sabbath, Ozzy, Judas Priest, Iron Maiden, Mayhem, Cannibal Corpse, Morbid Angel etc..) y sé que hay algo que nos llega a unir a muchos rockers, algo que las palabras no logran definir; unión que trasciende toda barrera. Me gusta pensar en ello como una inmortalidad colectiva.

sábado, 2 de mayo de 2009

cuento cuatro

LUNES.

La televisión encendida desde hace un rato, y no el sol, sacaron a Julia de esas tinieblas que se esconden debajo de la almohada. De cualquier modo nunca le ha ganado al sol y la tele es su despertador. Se retira el cabella que al rostro se le ha pegado, entreabre los ojos y los fija en la pantalla a fin de adquirir suficiente conciencia ( vaya paradoja ) y despertar por completo. Ahora sentada en la orilla del colchón, reconoce el piso con los pies para andar medio desnuda por el departamento, tomar el desayuno de fruta con yogurt, antes de bañarse y mucho antes de salir al mundo, al trabajo.
Mira por instantes la ciudad a través de la ventana y piensa en el periodico que no ha comprado, en las personas que no han firmado algunos documentos pendientes, en los jodidos camiones llenos de gente a cualquier hora; se retira del vidrio al percatarse de que alguien la mira desde otra ventana no muy lejana. Minutos más tarde termina una manzana antes de secarse el cabello pero despues de haber extraido del closet la ropa a usar durante todo el dia hasta que regrese a casa por la noche y vuelva a la semidesnudez.
El traje tipo sastre color beige la hace verse un tanto descolorida en relación con otros días, pero éste no tiene motivo alguno para ser especial, por lo que no importa realmente que llegue a mimetizarse con los muros de la dependencia de gobierno para la cual trabaja.
Ese día insulso se descubre que para las nueve treinta ya no tiene trabajo, recorte de personal y un historial mas bien intracendente son el motivo; no son aún las diez de la mañana cuando se encuentra de nuevo en su departamento.
El silencio aturde, los zapatos brillantes no dan crédito a lo sucedido y los muebles nada dicen al respecto. Julia está encabronada pero no se atreve a llorar , autocompadecerse o maldecir hasta que la saliva disuelva lo que queda del día. Siente hambre, asi le pasa cuando se pone nerviosa y esta sensación la hace prender la tele sólo por el ruido. Recuerda que nada queda en la alacena, en el refrigerador o en los fruteros; la liquidación llegaría hasta la quincena según sus superiores. No tiene dinero. Toma algunos vasos con agua y camina de un lado a otro del departamento hasta que pierde un tacón.
Camina descalza y sin rumbo, animal encerrado por trivialidades. Se encuentra como desnuda ante el gran ojo del mundo, la ventana de la sala.
Bebe otro poco de agua y se dirije a la cama destendida, donde una vez arropada intenta olvidar; como cuando intenta olvidar la hora sólo para dormir un poco más casi todos los días de la semana. Nada. Cambia los canales de la gris televisión, nada. La apaga y toma algo de agua, nada. El cuerpo se le vuelve pesado; tanta rutina le creó un calor de nido bajo las cobijas que en estos momentos le va consumiendo la vida.
De nuevo camina, sale descalza del cuarto y sube las escaleras, brinca los ladrillos sueltos de la azotea y siente arena bajo los pies. Arena de playa en el edificio donde se abre la ciudad con una calle desnuda, un río adentrandose al infinito mar. En silencio terminan sus soliloquios ante la ciudad que nunca cambia. Camina hacia la orilla y abre los ojos que matuvo cerrados por un instante. Un hombre de al menos cuarenta años yace esparcido por la banqueta, la mirada de Julia se encuetra en la misma trayectoria del impacto del hombre.
Suena un claxon a lo lejos y algún automovil , pero el silencio es demaciado grande. Abajo, el hombre con las piernas deshilachadas y la cabeza aparentemente intacta. Parece que por instantes se ha congelado un inocente tropezón en la banqueta y ella lo contemplara. Julia se aleja de la orilla y segundos despues viene el primer grito, para variar de una mujer que se ha encontrado con el cuerpo del suicida.
La azotea arde bajo las plantas rosadas, los blancos pies de Julia quien piensa en el mar, que es su lugar menos preferido en la tierra, pero que no resulta tan malo para estar en ese momento solitario y un poco devastador. Posterior a un salto al vacio.